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Recuerdo de niñez ad portas del mundial

A propósito de la confianza con la que llega la selección peruana a Rusia 2018

Publicado: 2018-06-10

¿Cuánto quedó Perú?, pregunté. Perdió 5 a 1, me respondió un señor. Que tragedia, pensé. Tenía apenas 5 años y es mi único recuerdo nítido de Perú en los mundiales. La selección peruana había caído goleada ante Polonia en su despedida del mundial España 1982. 

Mi sensación con apenas 5 años fue bien extraña. Lo que recuerdo es que me sorprendí por tantos goles en contra. Pero también se me pasó rápido porque me estaban recogiendo para regresar a casa.

En mi infancia tenía apenas cierto gusto por el fútbol. No soportaba ver 90 minutos frente a un televisor un partido. Prefería jugar. Con el tiempo, esa pasión creció y pasé a jugar como todo apasionado en las pistas y canchitas de barrios. Nunca fui un dominador del balón, pero tenía mis momentos.

Recuerdo una vez cuando a los 7 años me improvisaron de arquero en un campeonato relámpago de mi barrio en Pueblo Libre. Eran aún tiempo de buen fútbol peruano. Todo iba bien. Llegamos a la final. Había que definir por penales. Algunos me querían cambiar porque era muy “chibolo”. Pero el árbitro se dio cuenta y no lo permitió. Eran solo 3 penales. Así que caballero, me cuadré frente al arco, hecho con dos piedras apenas y esperé el primer penal. Bien parado al centro atento al balón. Al frente un niño que superaba los 10 años. Me lancé eligiendo mi lado derecho sin pensar y milagrosamente la pelota fue a mi lado. Penal tapado. No me lo podía creer.

El segundo tiro entró al arco. Entonces llegó el tercero y definitivo. Mi equipo había anotado también 2 penales, así que quedaba taparlo. Al frente un niño de 8 años mas o menos. Toda la cancha estaba paralizada. Los vecinos viendo la definición por las azoteas de sus casas. Las bodegas habían parado su negocio. Me sentía mirado por todos. “Tengo que hacerla” me decía internamente. El niño que iba a patear escuchaba varias indicaciones. Se notaba ya mareado de tanta explicación. Vino el pitazo. Aún recuerdo que todo parecía en cámara lenta. Fue tal vez el penal más largo que recuerdo. El niño se impulsó tanto que le puso toda la punta de su pie derecho muy debajo del balón, el mismo que terminó por irse a las nubes. Yo solo hice la finta de alzar los brazos. Mi equipo corrió hacia mi y me levantaron en hombros. Éramos campeones y yo había ayudado con mi improvisado puesto de arquero. Dimos la vuelta olímpica conmigo en hombros. Era increíble. Parecía que había ganado la Copa del Mundo.

Muchos años después recuerdo esta anécdota y me viene a la mente la selección peruana. A pocos días de regresar oficialmente a una copa del mundo luego de 36 años de ausencia, los seleccionados peruanos deben recordar que comenzaron este duro camino cuando muchos no confiaban en ellos. Pese a esa desconfianza generalizada, se pararon en la cancha y demostraron que sí es posible. Algo así como mi experiencia de arquero en esa canchita de Pueblo Libre. ¡Arriba Perú!


Escrito por

Renzo Mazzei

Periodista y comunicador político. Magíster en Ciencia Política y Gobierno por la PUCP. En twitter: @renzomazzei


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Punto de mira

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