El antifujimorismo y la confianza
El antivoto en un posible final de fotografía
El claro triunfo de Keiko Fujimori en la primera vuelta electoral es sin duda resultado del trabajo que durante los últimos años ha realizado Fuerza Popular en el país. Han sido, como dicen muchos de sus militantes, años de viajes y acercamientos constantes con la población de menos recursos.
Ese contacto que promovió Alberto Fujimori en su momento, estableciendo mecanismos de clientelismo que hoy aún persisten, ha sido aprovechado por su hija. Keiko partió de la base que dejó su padre, de esa herencia que aún muchos pueblos recuerdan y que en parte es la causa de la mala costumbre peruana de ver al Presidente como el salvador de todos. “Aquí vino el chino”, “aquí construyó una carretera”, “aquí nos trajo agua” son algunas de las frases que uno ha escuchado en el interior del país. A eso exactamente ha apelado Keiko en su estrategia para conseguir esa aplastante victoria congresal e importante diferencia de su candidatura presidencial (en más de mil distritos se impuso el fujimorismo según las actas escrutadas por la Oficina Nacional de Procesos Electorales).
Sin embargo, en lo que va de esta segunda vuelta, el factor antifujimorista se ha hecho más notorio. Así como ocurrió en el 2011 con Ollanta Humala. Si en la reciente primera vuelta este factor pudo sortearse con el trabajo de base social que hizo el fujimorismo en los últimos años dándole poco más del 39% de los votos válidos, en esta segunda vuelta todo ello podría irse a la borda por el antivoto de la candidatura fujimorista.
El fujimorismo parece haberse preocupado más en el trabajo de base social, lo cual es importante para todo movimiento político, pero descuidó el impacto del antivoto en escenarios ajustados como una segunda vuelta. Y el factor anti para muchos es, a la luz de todo, el mayor problema del fujimorismo. Es en el fondo una falta de confianza a lo que significa esta candidatura, a lo que significa este partido. El 42 % de antivoto que tiene hasta el momento según la última encuesta de Ipsos Perú confirma esta desconfianza.
En una segunda vuelta, en donde el porcentaje de diferencia es mínimo, el factor del antivoto reviste mayor trascendencia. Y si bien la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski no polariza del todo el debate, el antifujimorismo podría definir un escenario que hasta ahora pinta ser de fotografía según los últimos sondeos. Esos años de trabajo de base pudieron haberse combinado con una estrategia profunda a todos los niveles que busque mitigar ese antivoto, generando confianza y credibilidad sobre el significado de su candidatura.
Sabe bien Keiko que el fujimorismo es Alberto Fujimori. Y así las cosas, estaba cantado que el antifujimorismo seguiría fuerte y mucho más en un escenario en donde la elección se gana por pocos puntos. La confianza y la credibilidad no son cuestión de 5 o 10 años de trabajo. Requiere un esfuerzo importante que aún lo ha dado el fujimorismo.