DE LOS TAXIS ROSAS A LAS BARANDAS AMARILLAS
A propósito de las famosas barandas amarillas del malecón elevado de la Costa Verde
“¿Y le gusta usar el color rosa en su auto”? le pregunté a un taxista en mi última visita a la ciudad de México. “No es que me guste, es lo que ha dispuesto la Alcaldía de la ciudad… ¿qué puedo hacer?” respondió resignado el taxista aunque en el fondo reconocía que era parte de una política de renovación.
Resulta que este año, el Jefe de Gobierno del D.F, Miguel Ángel Mancera, dispuso que los colores oficiales de la institución sean el rosa y el blanco. La disposición era la extensión de una medida que meses antes se había aplicado a los taxis.
La justificación según la autoridad mexicana está basada en transmitir una imagen limpia y amigable. Pero sobre todo se buscó un color neutro, no identificado con partidos políticos. Así incluso quedaba bloqueada cualquier posible intención del Jefe de la Gobernación del D.F. de utilizar los colores amarillos de su agrupación política, el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Hoy, a varios kilómetros de distancia, el Alcalde de Lima ha hecho todo lo contrario. Pintar de amarillo las barandas del nuevo malecón elevado en la Costa Verde no responde a una nueva política de estandarización en los colores de los servicios municipales.
El Alcalde de Lima ha jugado cual típico vivo con el uso del amarillo institucional de la Municipalidad de Lima, color también de su agrupación política Solidaridad Nacional. Ya lo hizo en sus anteriores gestiones municipales y mucha crítica no recibió. Seguro por ello Castañeda Lossio pensó que el color iba a pasar piola.
La justificación de utilizar el color amarillo en las barandas de metal (las cuales dicho sea de paso, terminarán despintadas y oxidadas con el tiempo) señalando una supuesta adecuación a estándares internacionales de seguridad no es nada creíble, menos cuando otras gestiones pintaron barandas de otro color.
Aprendamos de la experiencia mexicana señor Castañeda Lossio. Su partido no es la estrella. Su gestión es para todos los limeños, independientemente del color político. Una dosis de neutralidad no le caería mal.