Eficiencia y no buenas intenciones
A propósito de las elecciones ciudadanas del Frente Amplio
Un viejo amigo de izquierda me confesó hace varios años que el verdadero problema que terminó por estancar a este movimiento político fue la obsesión de sus militantes por la ideología. “En los locales del partido uno veía repletos los salones en donde se discutía la ideología de izquierda, mientras que los salones dedicados a los programas o políticas de Estado estaban prácticamente vacíos”.
Razón no le faltaba a este viejo amigo. La última gran presencia de la izquierda en el país ha sido la del ex Alcalde de Lima, Alfonso Barrantes Lingán. Pero desde aquella aparición ya han pasado más de 30 años, tiempo en el cual los militantes izquierdistas han invertido más en discutir sobre la ideología hasta el punto de generar distanciamientos.
Hoy, la izquierda reaparece media renovada. Al menos en algunos de sus rostros. El llamado Frente Amplio ha querido dar el batacazo convocando a elecciones ciudadanas, no primarias (porque no son supervisadas por la ONPE). Sus resultados han demorado casi una semana. Ni la ONPE de José Portillo Campbell se demoraba tanto.
Y si bien soy uno de los que me entusiasmé con esta idea de convocar a todo tipo de ciudadano, militante o no, a votar por el candidato de su elección, esta prolongada demora en sus resultados me ha terminado dejando más de un sinsabor. El entusiasmo de la “renovada” izquierda peruana colisiona con lo que los peruanos queremos ver en las instituciones y por su puesto en los partidos políticos: la eficiencia. Y el Frente Amplio ha sido ineficiente en su primer intento de elecciones ciudadanas.
Muchos podrán decir que recién comienzan. Pero así como sus militantes cuestionan duramente las acciones de los llamados “políticos tradicionales”, hay que también criticar con el mismo rigor a los que proponen cosas novedosas y no las cumplen con eficiencia.
Quizás, como leí por allí, el mayor consuelo del Frente Amplio, es que los otros partidos realizan unas “primarias” por cumplir y ellos no. Pero en tiempo de exigencia política, los renovados de la izquierda deben entender que su mejor carta de presentación es hacer las cosas bien y no a medias como los demás partidos y aquellos que impulsaban las discusiones estériles por la ideología.