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Por un Congreso sin apodos

A propósito de la última denuncia de violencia familiar contra Juan José Díaz Dios

Publicado: 2015-09-21

Un congresista ha salido nuevamente en las noticias. Como era de esperarse no es por sus méritos ni por alguna iniciativa sobresaliente. Es sobre un hecho de violencia familiar. ¿Le sorprende? Creo que la respuesta debe ser no. Este Congreso lamentablemente si por algo se caracteriza es por la aparición constante de denuncias contra legisladores. 

El caso del congresista fujimorista Juan José Díaz Dios es una raya más al tigre. Haber protagonizado hechos de violencia con su esposa lo descalifican para seguir ejerciendo un cargo de dicha investidura. Aquel congresista que se vendió como el más joven del Poder Legislativo y que dirigió la comisión López Meneses, ahora simplemente ve como su carrera política se derrumba.

No el único caso. Ya antes tuvimos a una “robacable”, a un “comeoro”, a un “robavoto”, a un “lobista”, a un “mataperro”, a una “lavapies” y a un “plancha camisas”, pues ahora tenemos a un congresista “pegalón”. Apodos que son la vergüenza política del país.

Y aquí no tiene sustento la hipótesis de bajarse a un legislador de la oposición. Un hecho de violencia familiar es un asunto público desde el momento que hay una parte policial. Juan José Díaz Dios ha dicho que su carrera política ha terminado. Razón no le falta. Esta denuncia lo perseguirá.

Hace varios meses Pablo Secada renunció a ser candidato a la Alcaldía de Lima por el PPC tras una serie de denuncias de violencia familiar y de violencia contra una policía. Secada sabe que tal vez podrá postular a ese cargo. Pero pudo reinventarse. Su capacidad profesional lo ayudó. Hoy, es un referente para varios medios sobre temas económicos y políticas públicas.

En el caso de Díaz Dios la situación parece más complicada porque su meta era política. Hoy podríamos concluir que ese camino al menos está cerrado. Y es que los congresistas de la República así como cualquier otro funcionario público por elección o designación no tienen vida privada. Su comportamiento público va de la mano con su cargo.

Juan José Díaz Dios es joven y tal vez podría reinventarse en otra faceta. No sé si pase lo mismo con los otros congresistas tristemente recordados. Tal vez sigan en política apelando al olvido del elector. Allí está el reto de nosotros, los ciudadanos responsables, que con nuestro voto elijamos bien y evitemos tener un Congreso sin apodos.


Escrito por

Renzo Mazzei

Periodista y comunicador político. Magíster en Ciencia Política y Gobierno por la PUCP. En twitter: @renzomazzei


Publicado en

Punto de mira

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