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¿Y si todos saliéramos ganando alguna vez?

A propósito del clima de crispación política en el Perú

Publicado: 2015-01-16

Ir a las clases de aqua bebé de mi hija Antonella es toda una experiencia. Por un lado, la veo a ella muy emocionada y alegre de jugar en el agua. Realmente le encanta. Para mí, como padre, resulta una alegría inmensa verla feliz. Veo a mi lado, a varios padres y madres que como yo disfrutan con sus pequeños hijos interactuar con el agua de la piscina. Al lado de la piscina, los padres y madres que no ingresaron se dedican con una sonrisa amplia a registrar cada movimiento de sus pequeños, ya sea con su celular o con una cámara profesional. No se pierden ningún movimiento. Cada imagen es importante para su recuerdo, para un marco de fotos o hasta para el Facebook. 

También veo a los profesores quienes como parte de su trabajo tienen que estar muy atentos a lo que sucede en la piscina. No importa que sea un domingo. Tienen que hacer su chamba.

Es un escenario en el que todos ganan. Gana el niño o niña que disfruta en la piscina. Gana el padre y madre que acompaña a su hijo o graba todo movimiento. Gana el profesor porque es su trabajo.

A veces me pregunto ¿por qué es tan difícil vivir en un país en donde todos terminen ganando sin estar mandándose pullazos o ataques? ¿Qué tan difícil es fomentar una sociedad en la que todos vivan entusiasmados por lo que hacen y no estén preocupados en el error del otro?

Cuando veo el actual panorama político confirmo que este país es cíclico respecto a sus taras. Veo cada cierto tiempo a ministros y políticos mandándose bien lejos en las redes sociales, veo denuncias de espionaje que unos ven y otros niegan, veo zancadillas de políticos opositores a un Gobierno que debe ser de todos los peruanos, veo ataques del primer mandatario a los que no piensan igual que él, observo protestas de estudiantes que se vuelven violentas, y así podría seguir sin parar con ejemplos.

No somos capaces aún de fomentar la convivencia en una sociedad en la que todos ganemos. En la que la alegría de uno nos genere una sonrisa, unas palabras de aliento. En la que el error del otro no signifique que lo destrocemos a golpes y a ataques verbales. En un año que seguramente será electoral como el 2015, es complicado soñar con ese panorama. Pero al menos debe ser una línea a seguir. Un pequeño intento por favor que de luces de aspirar a tener un país en el que nadie sobra. Mientras tanto, prefiero seguir acompañando a mi hija a sus clases de aqua bebé y así olvidarme un poco de la crispación política de mi país.


Escrito por

Renzo Mazzei

Periodista y comunicador político. Magíster en Ciencia Política y Gobierno por la PUCP. En twitter: @renzomazzei


Publicado en

Punto de mira

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