Ante la falta de una sólida fuerza de choque dentro del Congreso de la República, el partido de Gobierno no ha tenido mejor idea que tapar estas ausencias mirando a su Gabinete ministerial. Primero fue la Jefa del Gabinete, Ana Jara Velásquez quien ha puesto el pecho ante la pretensión de la oposición para incluir la declaración del Presidente de la República en el caso Oscar López Meneses.

Pero como una persona es poco para una fuerza de choque de nivel, este Gobierno echó mano de otros dos ministros. Tanto Pedro Cateriano en Defensa como Daniel Urresti en Interior se han convertido en dos aguerridos operadores políticos de este régimen que combaten a su estilo los puyazos del aprismo y del fujimorismo. Dos estilos parecidos: irónicos, sarcásticos y sin pelos en la lengua, tanto en redes sociales como en frente a cámaras. Ambos tienen espaldas anchas sobre las cuales cargar todas las críticas a este Gobierno. Sirven de parachoques ideales para salvaguardar el desgaste de la pareja presidencial.

Estretagia o no, lo cierto es que tanto Cateriano como Urresti han suplido las ausencias de cuadros políticos de peso en el Congreso ante una oposición que los tuvo maniatados al comenzar la presente legislatura.

Estos cuadros de choque le otorgan básicamente al Gobierno fuerza y confianza, aspectos importantes para darle cierto respiro al régimen en el corto plazo pero también para recobrar legitimidad y popularidad con miras a los comicios generales del 2016.

Sin embargo, tener a este grupo de kamikazes no sufiente para recuperar lo perdido. A este equipo de choque, el Gobierno debe sumarle resultados concretos en temas de seguridad y lucha contra la corrupción, así como fomentar un nuevo estilo que lo aleje de esa sensación que perciben muchos de tener un régimen bajo piloto automático.

Ejemplos para dejar de lado esa sensación hay de sobre en esta última CADE 2014. Allí los empresarios propusieron un shock facilitador de inversiones que le imprimiría un nuevo ritmo al país. Pero también se escucharon voces como las del Presidente Regional de Moquegua que con su revolución educativa ha dado muestras de cómo gobernar al ritmo de las necesidades más urgentes del país. Sin duda, muestras claras de cómo se puede revertir un panorama sombrío. Los operadores políticos ayudan pero son solo una parte.